En la obra el cuerpo desaparece pero queda el corpus del conflicto como testigo de la tragedia acaecida, representado en escenas congeladas que evidencian el dolor acumulado en el tiempo, los despojos inmunes y hieráticos piden una reivindicación , tranquilizar la conciencia y reclamar en la memoria colectiva la sacralidad hurtada en medio de la infamia de la guerra.
y este desprenderse del cuerpo trasciende al cuadro que pierde la pesadez del bastidor y se convierte en una tela, una bandera o un trapo vulnerable a los designios Eólicos.